La crisis global ha tenido unas consecuencias psicosociales muy graves en el mundo laboral, produciéndose importantes disminuciones de plantilla en empresas de las consideradas estables, aunque también ha afectado al resto de organizaciones, independientemente del número de trabajadores, la actividad o la especialización de las mismas.
El resultado más visible es la reducción de plantilla, llevada a cabo por el personal directivo con fines de mejora de la eficiencia, productividad y competencia de la empresa.
Pero todas estas medidas han tenido una incidencia notable en la seguridad y salud de los trabajadores, ya que éstos se han visto sometidos a la presión por la posible pérdida de empleo o el sentimiento de culpa de seguir en la organización mientras que otros compañeros salían de la misma.
Consecuencias psicosociales más identificables
Todo este fenómeno se conoce como “downsizing” (literalmente, disminución de tamaño, en inglés). Las consecuencias psicosociales más identificables y repetidas en las empresas a raíz de este fenómeno son:
- «El síndrome del superviviente» .
- El llamado “presentismo laboral”.
El síndrome del superviviente
Este síndrome se da en los trabajadores que continúan en la empresa después de que se ha llevado a cabo un ERE. Quienes, además de ver cómo sus compañeros de siempre abandonan su puesto de trabajo, se preguntan continuamente si van a ser los siguientes. Por otro lado, deben asumir las tareas que los ausentes dejan de realizar. Todo ello conlleva malestar, miedo a perder el trabajo y sentimiento de culpabilidad por continuar en la empresa.
Esto se refleja en la salud de los trabajadores que se ve afectada tanto a nivel físico como a nivel psicosocial (muchas veces el malestar físico es consecuencia del psíquico, o la somatización del mismo). Así, sufren de:
- Depresión.
- Ansiedad.
- Pérdida de autoestima.
- Estrés.
- Irritabilidad.
- Ira.
- Falta de compromiso con la organización.
- Dificultad de concentración, entre otros.
Además, se reduce su estado de alerta a los riegos propios del centro y del puesto de trabajo, lo que da lugar a incidentes y accidentes de trabajo, incrementándose potencialmente su gravedad.
El presentismo laboral
Ésta es otra de las consecuencias del «downsizing», en la cual se produce el miedo a perder el trabajo, lo hace que los empleados aumenten sus horas de presencia en la empresa, alargando jornadas y acudiendo a su puesto de trabajo incluso estando enfermos. El presentismo se caracteriza principalmente por:
- Sensación de preocupación.
- Bajo nivel de concentración.
- Dificultad para hacer valer sus derechos laborales.
- Aumento de consumo de tabaco y alcohol.
- Más casos de depresión.
- Ansiedad y estrés.
Además, las empresas se quejan de que este aumento no conlleva una mayor productividad, por lo que deberían preguntarse a qué se debe este contrasentido.
¿Cómo minimizar todas estas consecuencias psicosociales?
En ambos casos, es importante que las empresas realicen una evaluación del ambiente de trabajo después de un despido masivo de trabajadores, para así llevar a cabo medidas preventivas que favorezcan la autoestima del trabajador, su bienestar laboral, la sensación de pertenencia a la empresa, las relaciones entre compañeros y superiores y la conciliación entre la vida familiar y laboral.
De esta manera, se conseguirá implicar a los trabajadores en la toma de estas medidas y en el conocimiento de la situación de la empresa.