El trabajador pertenecía a la empresa Cablenor prestando sus servicios desde 1966 a 1997, realizando tareas de mantenimiento y producción en las que utilizaba ladrillos de amianto. Enfermando de un mesotelioma pleural lo que le produjo la muerte en 2017.
Ahora un Juzgado de Vitoria reconoce como enfermedad profesional la causa del fallecimiento, rechazando la argumentación contraria del Instituto Nacional de la Seguridad Social, condenando a la entidad al pago a la viuda, de las prestaciones con efectos retroactivos desde 1 de enero de 2017.
Fuentes: Prevention-world